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23 marzo 2010

Indukti – “Idmen” (2009)

Tenía muchas ganas de escuchar nuevo material de Indukti. Después de escuchar “SUSAR”, un disco realmente impresionante, es lógico que te frotes las manos cuando te dispones a darle al “play” para escuchar por primera vez su nuevo disco. Pero por esa misma razón, por haber puesto el listón tan alto con su disco de debut, cualquier cosa que no sea de un nivel parecido te puede defraudar.
Pues eso es lo que me ha pasado, este disco no está al mismo nivel y me ha defraudado. Eso me pasa por esperar. Si no hubiese escuchado nunca a Indukti posiblemente “Idmen” me hubiese impresionado, pero no ha sido así.

Han cambiado muchas cosas. Un grupo, en cada disco que saca, tiene que introducir cambios para evolucionar y mejorar, y para no estancarse y aburrir, pero claro, es arriesgado.
El sonido es diferente, ya no tiene la contundencia de antes. Sobretodo echo de menos el sonido del bajo, que me dejó alucinado en “SUSAR”.
Los instrumentistas, de repente, se han vuelto mucho más inquietos, emitiendo muchas más notas por segundo, sobretodo el batería, que parece haber enloquecido metiendo redobles a manta y llenando todo el espacio continuamente, echo mucho de menos la manera de tocar que tanto me encandiló en el disco anterior. Lo de llenar el espacio con innumerables notas no creo que sea acertado, rompe la cadencia lenta y machacona que tanto les caracteriza.
La increíble voz de Riverside no aparece, intervienen otros vocalistas que, para mi gusto, destrozan la buena base instrumental de Indukti, se dedican a vociferar al estilo bestial-metal rompiendo el encanto totalmente.
Pero lo que menos me ha gustado es que a estas alturas ya se están versionando a sí mismos. Han cogido una de las mejores canciones instrumentales del disco anterior y le han puesto voz, la de un energúmeno que se dedica a berrear durante toda la canción haciéndola inescuchable. Personalmente, creo que con esto la han cagado del todo. Primero por aprovechar ideas ya concebidas y segundo por desgraciarlas.

Pero no todo es malo. El último tema, “Ninth wave”, tiene una introducción con instrumentos de viento que recuerda a esos momentos melancólicos de El Columpio Asesino. Los metales están presentes durante toda la canción y están muy bien mezclados con el fondo de violín, y todo esto montado sobre una potente base rítmica, lo que no deja de ser chocante y original. Es lo mejor del disco, aunque al batería se le vaya la olla innecesariamente en los momentos más alocados del tema.

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